sábado, 22 de diciembre de 2007

Fugaz Angoteros y desolado Tupac

Nuestra salida hacia Angoteros fue toda una sorpresa.

Casi estábamos convencidos de que ya no nos quedaba más remedio que esperar a que el grupo que estaba en la parte baja de la red subiera para poder desplazarnos hasta nuestro siguiente punto, cuando llegó una movilidad que llevábamos días pidiendo desde Angoteros con Limbert como motorista. ¡Bendita la hora!


Rápidamente agarramos nuestros arreos de trabajo, nuestras mochilas y carpas para encaminarnos hacia Angoteros lo más rápido posible. La idea era llegar a Angoteros, ver qué les quedaba al otro grupo de trabajos allí, intentar echarles un cable en lo que viéramos a simple vista y luego desplazarnos a Túpac para iniciar nuestros trabajos allí.

En Angoteros detectamos que la PC se reiniciaba por tener la memoria mal conectada, por lo que tras desconectarla y reconectarla de nuevo empezó a funcionar perfectamente. Todo un gusto. Lo siguiente fue, tras revisar un par de cosas más, dejar una nota al grupo que ahí estaba trabajando para que supieran lo que habíamos mirado y partir hacia Túpac Amaru, puesto de la red casi deshabitado, donde no hay posta de salud, por lo que sólo se ofrece el servicio de telefonía que comunica el colegio con el resto de la red. La torre de Túpac es la más baja de la red, tiene 39 metros, aunque en el diseño original se ideó para 30. La ampliación hasta 39 se produjo por una cuestión lógica, y es que en la selva hay árboles de hasta 30 metros, por lo que si se dejaba con esa única altura sería imposible la línea de vista con el resto de las torres.

En Tupac nos alojó en su casa un poblador kichwa muy amable, que nos habló de sus costumbres y nos enseñó algunas palabras en su lengua, como por ejemplo, una frase que nos habría de servir más adelante, algo así como (no se cómo es su grafía en kichwa así que lo escribo tal cual me suena) "samasho wauki" que viene a significar "hasta luego amigo/hermano".

Los trabajos en Tupac Amaru fueron arduos, más que por el trabajo en sí, que era incluso más liviano que en otros puestos, por la densidad de insectos por metro cuadrado que allá nos aguardaban, sobre todo cuando trabajábamos de noche y prendíamos la única luz en kilómetros y kilómetros a la redonda...era como un reclamo irresistible para ellos.



Los isangos existían por millones, las chicharras voladoras nocturnas, que atraídas por la luz se golpeaban contra uno, también, las víboras eran numerosas por la zona por lo que había que tener cuidado con toparse con una, los zancudos agotaban las reservas de sangre a picotazo limpio y las arañas tenían la mitad de la torre totalmente asediada con sus telas, con lo que era imposible subir sin arrastrar contigo tela suficiente para hacerte un jersey. La foto muestra el destrozo que tanto insecto me hizo en el cuerpo.

Como emoción añadida, la torre de Tupac, al ser la más baja, es la única que no dispone de línea de vida, que viene a ser un cable que está unido al arnés de forma que cuando uno se cae de la torre el mecanismo se traba y evita la caída. Bueno, pues en Tupac eso no existe, por lo que durante la subida a la torre uno depende únicamente de las fuerzas que le queden en sus extremidades, lo que hace los trabajos aún más interesantes.

También fue en Tupac donde se produjo para mí una unión con la cultura kichwa más profunda, al probar el masato (o "asua" como los kichwa lo llamaban), que es una especie de zumo de yuca fermentado y que te da la sensación de sentirte un poco más cerca de la selva y sus entresijos.

Y así, entre masatos, insectos y equipos de telecomunicaciones, pasaron los 3 días que habríamos de gastar en el bello y aislado poblado de Tupac Amaru, esperando que pasara la lancha que nos habría de surtir de papel higiénico, algo de víveres y un poco de cerveza o gaseosa.

Desde Tupac, nuestro siguiente salto fue a Torres Causana, pero eso es ya historia de otra entrada.

Como siempre y con una fotito del colegio de Tupac Amaru, me despido recomendándoos muchas verduras que os den fuerzas para aguantar el tirón del día.


Hasta pronto amigos/as

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